Otoño en el Norte

Octubre-Noviembre 2021 Translation

El norte de Alemania fue mi hogar durante la mayor parte de los meses que siguieron. Cuando recién llegué a Rendsburg, se suponía que el barco estaría listo para dejar el astillero después de 3 semanas más, pero se retrasó dos semanas más. Durante este tiempo mi trabajo era bastante simple: organizar cosas, transportarlas, etiquetar y limpiar aquí y allá. Nada estresante en realidad. El ritmo de mi vida en general se alentó y lo disfruté. Por fin tuve tiempo de seleccionar y editar algunas de mis fotografías, ver algunos documentales, hacer ejercicio, etc. Estar localizado en el medio de pequeños pueblos Alemanes no me molestó mas allá de no poder encontrar películas en el cine en Inglés . Durante los fines de semana, iba a dar un paseo por el canal, rezar, a veces leer un poco en una banca. No obstante, eventualmente comencé a sentirme un poco solo. Estar lejos de una ciudad más grande, cada vez menos horas de luz de día y no tener amigos comenzaron a pesarme. Pero no por mucho… Lo mejor de mi tiempo con Moon Sand fueron las dos visitas de mi novia Zaynah. Las dos veces que me visitó, vino desde Estados Unidos hasta Alemania en una maravillosa muestra de compromiso. Naturalmente, haríamos que su viaje valiera la pena.

Una pacífica tarde caminando por el canal.

Durante su primer visita, nos vimos después del trabajo durante la semana y visitamos Rendsburg varias veces. Viajamos a Copenhague y Hamburgo durante un fin de semana largo. Copenhague vive a la altura de su reputación como una ciudad nórdica dinámica. Es bella, moderna y creelo cuando escuchas que es CARA. Dimos la vuelta día y noche ¡e incluso tuvimos la oportunidad de juntarnos con un compañero de buceo y amigo que conocimos en Tofo! Mis dos actividades favoritas en Dinamarca fueron atender el debut de un ballet en el Teatro Real Danés y visitar Krönborg. El ballet fue una de las presentaciones en vivo más impresionantes a las que he atendido. Nos enteramos sobre ella simplemente entrando al teatro y preguntando si había algún show por presentarse. Es un hermoso edificio y tomó nuestra atención mientras caminábamos frente a él. Krönborg es un castillo ubicado aproximadamente a 40 minutos al norte de Copenhague. Aprender que este castillo fue la inspiración de Shakespeare para el castillo en “Hamlet”, lo hizo una parada escencial. Eventualmente, incluso compré el libro de la obra de teatro. Claramente el castillo estaba construido sólidamente ya que se mantiene fuerte y saludable hoy en día. La mayor parte del castillo está abierta al público. Uno de los datos que me parecieron más interesantes fue que la realeza Danesa viajaba con la mayoría de los muebles que tenían y dejaban el castillo mayormente vacío mientras no estaban. ¡Hablando de viajar ligeros!

Caminando por Nyhavn.

Después de tres días en Dinamarca, Zaynah y yo tomamos un tren a Hamburgo para continuar nuestras actividades de turistas. Hamburgo es una ciudad industrial, animada y en mi opinión, muy bonita. En este caso, la actividad que más disfruté fue un tour guiado del ayuntamiento de la ciudad. Es un edificio magníficamente decorado con una historia fascinante y simbolismo en cada rincón. Inevitablemente, todas las cosas llegan a su fin, incluyendo nuestro viaje, pero no sin una emoción más. Con menos de dos horas antes de la hora de partida de mi autobús, decidimos que era una buena idea cenar en St. Pauli, un vecindario lejano a la estación de autobuses. El tiempo nos quedaría apretado pero estaría bien, hasta que de camino de regreso nos dimos cuenta que la línea de metro que planeabamos tomar estaba bajo reparación. Batallamos para encontrar un camión, un uber o un taxi pero nada. Nuestra última opción era andar tomar un scooter en la lluvia para llegar a la estación ¡y funcionó! Después de una despedida dramática en el medio de una calle, corrí por el último trecho y llegue a la parada solamente 5 minutos tarde …sólo para esperar otros 25.

El resto de mi viaje de regreso a Rendsburg se desarrolló casi sin percances. Digo casi porque después de bajarme en Rendsburg olvidé tomar mi equipaje del camión. Segundos después de que el camión se fuera, me di cuenta de que no tenía mi maleta y eché a correr por el pueblo hasta que alcancé al camión en un alto. Apuesto que esos Alemanes del Norte nunca habían visto correr a un Mexicano tan rápido en una fría noche de Otoño. Llegué al barco más tarde esa noche, listo para el trabajo al siguiente día. Tan sólo dos días después finalmente partimos de Alemania para un viaje de un mes a Londres, otro episodio lleno de aventuras del cuál escribiré.